Siempre me fascinó Thoreau su pensamiento sobre la vida salvaje, la Naturaleza como madre contenedora, siempre tuve fascinación por los árboles, las montañas, la noche, los pájaros, las plantas, las flores, los ríos, el agua, todo lo bello que es natural...Soy una gran viajera, una gran caminante...Dura, con una energía impresionante, fuerte, a mi manera soy salvaje.
Me aprovisioné (aunque hoy extraño) de cantos de pájaros, de murmullos de ríos, de montaña, de senderos, de bosques, de olores embriagadores de pinos, y de hierbas aromáticas.
Estoy tan subyugada con el cielo como con la Naturaleza, con esos lagos verdes, azules, perfectos...
Creo que el Paraíso está en el Sur, y creo que estoy totalmente en lo cierto.
Todo amanecer era perfecto, frío, pero de una belleza inmensa y el anochecer era tan increíble que daba ganas de pellizcarse para ver si uno no estaba soñando...Ohhh mi magnífico y sublime Sur.
Y aprendemos con esas sabias palabras de Thoreau:
“Cuando estamos sin prisa y somos prudentes, percibimos que solo las cosas grandes y dignas tienen una existencia permanente y absoluta; que los temorcillos y los placeres despreciables no son sino la sombra de la realidad…”
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