Hablar del Tiempo es hablar de las Vidas. Las que fuimos, las que seremos, las que son. Las que se mantienen en suspenso, las que nos negamos a entregar porque son valiosas.
De los minutos en que sostuvimos el pulso del Amor y nos dolió, todo lo hermoso duele. Y vuela, y sólo lo retiene la memoria, escudo de nuestras imperfecciones. Queda una plumita arriba del espejo, entre libros una rosa que nos regalaron, la Belleza también se consume, es mutable la flor bella y esquiva.
De las veinte mil horas en que te amé.Y no lo percibiste. Los corazones son al unísono y son tersos, a veces son salvajes y tiembla el Mundo en el colchón que devora la pena original y última.
De los segundos que flotaban en el cuarto de mi viejo en sus últimos meses, Pa ¿ Vos tenés que decirme algo ?. Dijo, No. Y esa pregunta quedó colgada en el recuerdo de aquellas cosas que fueron Amor, Infancia, Confianza, Familia, Raíz. Le sostuve la mano afiebrada la noche anterior de sus últimas noches y me fuí con él.
El Tiempo es vibración, es Eternidad y nada. Y es Historia y agonía.Es árbol abatido por el viento en el campo familiar y es nube pequeña y blanca que nos guiña un ojo y suavecita nos abriga en esta Tierra inhóspita.
Y es una pequeña que viene sola por una larga calle, en el sudeste cordobés. Y la risa compartida entre amigas.Y la maduración que aún no es fruto otoñal tardío sino naranja agreste, rojiza , en la siesta del alto verano.
Mónica Pedraza
Hermoso, poeta. Le mandé mail.
ResponderEliminarOk, Jorge. Muchas gracias. Más tarde contesto el mail, gracias de nuevo. Abrazo.
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