El mundo extinto
La fragancia de un mundo muerto
con labios desollados
pidiendo por un vaso de agua
al punto del exterminio
Eso.
Y ya es hora de detener el tren de ideas siniestras
junto al ventanal
que da al jardín
puro y bello.
No es justo que dos o tres personas esenciales
paguen con sus vidas
la hediondez de millones
que fabrican billones en sus cuevas,
ladris
impresentables
eunucos
a la hora de tener sexo
deben ser muñequitas frágiles.
Tiemblan de frío
porque corazón no tienen.
Mónica Pedraza
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