Nuestra casa, nuestro palacio, nuestro nido, nuestra madriguera, nuestro refugio donde buscamos calma, huir del mundo exterior, nuestra casa que nos conoce al dedillo, sabe de nuestros llantos, de nuestras locuras, de nuestras costumbres. Mantenerla limpia, medio ordenada, perfumada, calentita en el invierno y fresca en el verano es cuidar de nuestro propio interior, las casas dicen sobre los habitantes y cómo dice...Habla por nosotros...Bachelard al respecto mejora lo que digo yo y escribe:
“La casa se estrechó contra mí como una loba, y por momentos sentía su aroma descender maternalmente hasta mi corazón. Aquella noche fue verdaderamente mi madre.”
Gastón Bachelard de Poética del espacio
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