Junichiro y yo tuvimos nuestra época de verano, sol y miel, Viento retozando en la espalda de los que iban a la costa a ver a los bañistas retozar y meterse en las aguas frías del Pacífico. Y de otoño, invierno a full, estas dos últimas estaciones más acá en Buenos Aires.
Y cientos de canciones en cds. Y videos miles de animé. Y conocer a la suegra, a los hermanos, al abuelo. Y a mi familia loquísima de la cual desciendo. Y viajes en el subte a toda hora. Y lecturas de Goethe, de Borges, de Kawabata, de Murakami...
Y un día dejó de telefonear, de querer reir y de llorar. Antes solíamos llorar en el Gaumont con cientos de películas de amor y de desencuentro. Y regresábamos a casa tomándonos litros de café porque hacía frío en la calle y en nuestros corazones.
Corazones en el espejo del baño hechos con el vapor de la ducha y corazones a punta de birome en libros y carpetas. Junichiro dejaba corazones por toda la casa, desayunábamos juntos y ya tenía sobre mi taza un corazón de papel con las iniciales A y J. Aria es mi nombre.
Nuestras vidas iban juntas entre Buenos Aires y Japón. Japón y Buenos Aires. Hasta que dejó de venir. No supe más es decir no lo ví más.
Días después que lo busqué en todos los lugares conocidos ni su familia sabía...Tres meses después bajo la puerta encontré un pedazo de papel que decía "no quiero enamorarme, perdón "
Que se puede contestar a eso sino " que seas feliz y libre ". Pero cada vez que voy a la isla de Miyako creo verlo y escucharlo. Ver esa figura siempre sonriente, amable, lujuriosa, cándida, impactante. Y miro nuestro árbol donde alguna vez escribió "yo aquí en el corazón de la naturaleza te juro que..."
Tokyo lo podía siempre. Creo saber que pasó. Y sí, mi último recuerdo, lo veo por última vez de espaldas, sin mirar atrás. Con su cabello muy corto, su nuca poderosa y su reloj Longines.
Jinsei wa nazodesu
Mónica Pedraza
(fotograma del film "Happy together" de Wong Kar Wai)
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