Visitando a Ryan
Solíamos ir a visitar la tumba de Ryan
y llevábamos magnolias,sus flores preferidas.
Y prendiamos velas hasta tarde
y nos tomábamos unos cuantos tequilas en su honor.
Y pensábamos que eso era suficiente
para calmar nuestras almas
en pena, nuestras almas en pena.
Pero lo que no nos decíamos
era que nunca pudimos lidiar con la gangrena
que carcomía al amigo,
y sólo contestábamos frases por teléfono,
frases formales,
" nos veremos en breve "
"llámame y arreglamos "
La soledad es un lápiz que escribe invisible
por lo tanto no sabíamos
que quería decir
cuando nos puteaba a dos manos.
Ni cuando aparecía en la puerta de casa
y se desmayaba alcoholizado,
ni cuando nos perseguía con sus risotadas
vengativas o sus historias de miedo.
Le llevábamos comida a la casa, le caíamos
poníamos música,
Le cantábamos a coro
los Felices Cumpleaños,
lo sacábamos a ver la luz mortecina
de tardes sin sentido
y sin tregua.
No le decíamos que no le soportábamos la mugre,
el hedor de perdedor, de pervertido.
lo dejábamos solo
lo dejábamos triste, sin salvación.
Porque nosotros éramos los buenos,
los lindos
los exitosos,
los decentes
y él era todo lo contrario.
Por eso
Cuando sopla fuerte el viento sur
y nos enfría,
sentimos que se llevó con él
nuestra incapacidad de dar,
el egoísmo caradura que lo sepultó
eso sí
con todas las lágrimas que pudimos
y lentes negros.
Mónica Pedraza
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