"Sé que la gente sigue leyendo libros y que algunos sienten por ellos auténtica adoración, pero en 1946, en el Village, lo que sentíamos por los libros –me refiero a mis amigos y a mí– era mucho más que adoración. Era como si no supiéramos dónde terminábamos nosotros y dónde empezaban los libros. Los libros eran nuestro clima, nuestro entorno, nuestra ropa. No nos limitábamos a leerlos, nos convertíamos en ellos. Los interiorizábamos y los transformábamos en historias propias. Aunque sería fácil decir que huíamos y nos refugiábamos en los libros, sería más cierto afirmar que eran los libros los que buscaban refugio en nosotros".
Anatole Broyard de "Cuando Kafka hacía furor"
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