La soledad del mar
El barco vuelve a la misma isla.
Recuerdo a Juan Ramón: todo está a punto
para la eternidad. Me adentro un paso más
en esa edad a la que no podré,
nunca más, ni juzgar ni recordar.
No leo, ya hace tiempo,
ni volveré a leer, a los poetas
cansados que dejaron de escribir.
Gil de Biedma o Rimbaud pongo por caso.
Ahora, para mí, tan sólo cuenta
eso que se ha buscado hasta la muerte.
El asombroso invierno del animal de fondo.
Joan Margarit
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