"Las observaciones y encuentros de un hombre solitario y taciturno son más vagos y al mismo tiempo más intensos que los de un hombre sociable; Sus pensamientos son más profundos, extraños y nunca sin un toque de tristeza. Imágenes y percepciones que podrían descartarse con una mirada, una risa, un intercambio de opiniones, ocuparlo indebidamente, volverse más intenso en el silencio, volverse significativo, convertirse en una experiencia, una aventura, una emoción. La soledad produce originalidad, belleza audaz y sorprendente, poesía. Pero la soledad también produce perversidad, lo desproporcionado, lo absurdo y lo prohibido".
Thomas Mann, de Muerte en Venecia
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