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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Dedicatoria, Edmond Jabés








Dedicatoria

En el cementerio de Bagneux, departamento del Sena,
descansa mi madre. En el viejo Cairo, en el cementerio
de las arenas, descansa mi padre. En Milán, en la muerta
ciudad de mármol, está sepultada mi hermana.
En Roma, donde, para acogerle, la sombra cavó la tierra,
está enterrado mi hermano. Cuatro tumbas.
Tres países. ¿Conoces las fronteras de la muerte?
Una familia. Dos continentes. Cuatro ciudades.
Tres banderas. Una lengua, la de la nada. Un dolor.
Cuatro miradas en una. Cuatro existencias. Un grito.
Cuatro veces, cien veces, diez mil veces, un grito.
-¿ Y los que no tienen sepultura? , preguntó Reb Azel.
-Todas las sombras del universo, respondió Yukel, son gritos.
(Madre, respondo a la primera llamada de la vida,
a la primera palabra de amor pronunciada
y el mundo tiene tu voz.)


Edmond Jabés

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