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miércoles, 6 de febrero de 2019

Deborah Turbeville







(Fotografía de la artista by New York Times)












Los otros días estaba en Tumblr e hice reblog a una foto de Deborah Turbeville. Y me quedó picando esa imagen (la Belleza, el Arte nos puede) como para hablar de la fotógrafa en este blog. Turbeville une el arte de la fotografía con la moda. Y el foco lo pone en el contraste o en el desenfoque mismo. Lo que se espera de una foto fashion es todo el style, el lujo, clase...Pero Turbeville muestra las prendas y las modelos desde otros lugares o sitios menos glamorosos y por eso descoloca. Ahora es harto frecuente este tipo de sesiones fotográficas mix de moda y de extraños lugares o poses. Pero cuando la fotógrafa comenzó a usar este estilo no era común y por eso descolló porque hizo de sus fotografías todo un sello personal.


Sus modelos son como esas maniquies de vidriera, sin cuerpo casi, parecen muy frágiles, enfermas algunas. Muy pálidas. Y en general no son fotos alegres sino tristes, melancólicas. Fotografías a través de un vidrio, heladas postales de lo que es el mundo, la moda para esta artista.Siempre la consideraron la antítesis de lo que era en fotografía de moda su colega Helmut Newton. Si Newton era la chispa, lo erótico, la tensión, la líbido en primer plano, la vida enérgica , el polo opuesto es la visión de Turbeville.

Como fotógrafa de moda trabajó para importantes revistas dedicadas al tema como Vogue, Harper’s Bazaar, W Magazine y su arte mostró colecciones de los diseñadores Ungaro, Karl Lagerfeld, Comme des Garçons,Geoffrey Beene, etc. Hay que aclarar que lo de fotógrafa no le gustaba mucho sí ser editora. Tampoco le gustaba que le señalasen que sus fotografías eran románticas. Su experimentación la llevaba a tomar esas fotos que de a ratos parecen un sueño, algún fotograma...Turbeville fue admirada entre otros importantes fotógrafos por Richard Avedon por ejemplo.Entre los 70' y 80' el mundo quedó encantado y shockeado con su trabajo imperfecto, frío, casi fantasmal. Lirismo sí, mucha decadencia. No hay primavera, verano visible en sus fotos sí un interminable invierno, hay soledad, cansancio, ausencia en las poses y miradas de sus modelos. Hay hielo, silencio, oscuridad, grises, quietud, grandes espacios y no habituales para la fotografía de moda de entonces.


Mi impresión es que la fotógrafa devuelve el glamour del pasado, la sofisticación de la sombra, lo misterioso, el esplendor del ocaso y de la decadencia a sus primeros lugares. A mí que me gusta lo gótico, los lugares abandonados, el pasado estoy de 10 con sus fotos dotadas de magia y una sutil belleza. La belleza de un ópalo por ejemplo.


Turbeville nació en Boston, Massachusetts, 1932 y muere en octubre de 2013, en NY.

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